Esos Curas son unos Loquillos



-Señor cura, ¿aquí apartan las mujeres del mal?.
-Si, hijo mío.
-Pues apárteme dos para el sábado por la noche.
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¿En que se parecen el SIDA y una iglesia abandonada?.
-En que ninguno tiene cura.
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Un hombre muy creyente, ya agonizante, le dice al cura que lo acompaña:
- Por favor, padre. Mi última voluntad es que traiga a mi abogado y a mi médico y los ubique uno a mi derecha y el otro a mi izquierda.
- Hijo, ¿Y eso para qué?
- Es que quiero morir como Jesucristo: En medio dos ladrones.
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- ¿Qué puedo hacer con mis pecados, señor cura?
- Ora.
- Las tres y cuarto, pero ¿qué puedo hacer con mis pecados?
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